El mejor vino es el que
Nos encontramos en tierras sorianas, concretamente en Matanza de Soria, una pequeña aldea al comienzo de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Estamos a 900 metros de altitud, lo que hace que nuestros viñedos estén envueltos por una climatología marcada por el frío con largos inviernos, una pluviometria moderada, primaveras con heladas tardías y veranos cortos pero intensos, con noches de frescas temperaturas. Estas características marcan el ciclo vegetativo de nuestras plantas, así como la maduración y calidad de nuestros racimos.
Nuestros viñedos son centenarios y la gran mayoría prefiloxéricos, lo cual es de gran importancia para nuestro vino, ya que son características muy poco comunes y nos dan los matices que marcan nuestra distinción. Debido al sistema de plantación en vaso nos vemos obligados a realizar todos los trabajos de forma manual, y a ello le sumamos que nuestras plantaciones están repartidas en minifundios, lo que nos hace más costoso y laborioso nuestro trabajo en el viñedo.
La variedad tinta que cultivamos y elaboramos es la Tempranillo, o Tinta del País como dicen por la ribera.
Trabajamos durante todo el año en el viñedo con la ilusión de llegar a la vendimia, el momento de recolectar nuestros racimos, todo de forma manual, acompañados por nuestros viticultores y familiares, porque es el momento para juntarse, trabajar y disfrutar.
Nuestra bodeguera siempre tuvo la curiosidad por saber qué esencia salía de esas uvas de viñedos centenarios, estaban tan ricas al comerlas, y a parte en parámetros enológicos llegaban a unos puntos muy óptimos de calidad, hasta que en el 2011 se le presentó la oportunidad de arrancar con ello, con su proyecto, con La Loba. El resultado fue potencia, pura y dura, estructura, identidad, mucha fruta… y objetivo conseguido!
Posteriormente optó por arrancar con su parque de barricas nuevo para comenzar a jugar con las distintas tonelerías francesas, hasta el día de hoy, que va manteniendo la madera hasta 4 años y sigue jugando con el roble francés ya que considera que es lo que le termina de vestir a La Loba, termina de envolverlo para darle el toque elegante, fino, delicado, sencillo…
Las crianzas dependen del año, del vino, él manda, igual son 12, 14 o igual 16 meses en barrica, sobre la marcha.
Trabajamos exhaustivamente para obtener un vino marcado por su identidad, su origen, que se respete su delicadeza, la fruta, la frescura, esa autenticidad de las tierras sorianas porque consideramos que hay que respetar nuestro producto y el de dónde viene, es algo característico y muy distinguido… un vino diferente.
A todos nuestros procesos hay que añadirles esa chispa que pone nuestra bodeguera, con sus ganas, su alegría, su delicadeza, esa ilusión que la invade todos los días, con ese sello de humildad y esa sencillez que la caracteriza… porque estos ingredientes son parte del alma de La Loba, y sin ellos esto sería imposible.
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[…] y la imagen naïf de una venerable ancianita que inspira todo lo contrario. La paradoja de La Loba se resuelve en una reivindicación conjunta del carácter, la fuerza, la decisión, la firmeza y la […]